A continuación compartimos la última entrada publicada en nuestro blog de la web de la revista Ciudad Sostenible, “Las fiestas navideñas o la metamorfosis de la ciudad”, el 14 de diciembre de 2017.
El 26 de cada mes educadores y educadoras ambientales se dan cita en Twitter para debatir sobre algún tema relacionado con la educación ambiental bajo la etiqueta #EA26. El último debate del 26 de noviembre se centró en las fiestas navideñas y cómo afectan a la ciudad y la vida de sus habitantes. En esta entrada recopilamos algunas reflexiones compartidas.
Luces de colores y adornos navideños inundan los centros de nuestras ciudades durante las fiestas navideñas, y no solo, ya que cada año vemos como este acontecimiento se adelanta en el tiempo, al que se le añaden nuevos anticipos comerciales como el Black Friday cada vez más populares. Este año incluso, a causa de los efectos del cambio climático, hemos visto cómo colocaban las luces en nuestras calles mientras los termómetros alcanzaban los 30ºC. Aunque se puso sobre la mesa el tema del exceso de consumo energético injustificado y la necesidad de reducir la iluminación navideña, el debate se centró en cuál es el objeto de esta metamorfosis de la ciudad, en cómo afecta a la vida de sus habitantes y cuál debe ser el papel de la educación ambiental ante el consumo desenfrenado que se da en esta época del año.
La ciudad, literalmente, se transforma, se disfraza, se viste de fiesta. O más bien, parte de la ciudad, ya que todos estos adornos, luces y atracciones navideñas suelen instalarse en los centros de las ciudades, convirtiéndose, todavía más si cabe, en centros atractores de consumo, turismo y ocio, generando un incremento de los desplazamientos en coche y de la movilidad en general (baste recordar las aglomeraciones de visitantes en grandes ciudades como Madrid). El centro de la ciudad se convierte en un engranaje más de una maquinaria comercial que lo único que busca es incitar al consumo. Consumo material, de suelo, energético, alimenticio, de tiempo… Pero las fiestas navideñas también son una época de reencuentros, de fiesta, de disfrutar y de pensar en las personas a las que queremos. Quizás el problema está en cómo lo hacemos, en que nos convertimos, al igual que la ciudad, en otro engranaje más de esa maquinaria, sin pararnos a pensar en las consecuencias de nuestros actos, o si lo que compramos realmente lo necesitamos o va a ayudarnos a ser más felices. No se trata de acabar con las fiestas, de no decorar las calles o de dejar de consumir, sino de repensar cómo podemos celebrar estas fiestas con el menor impacto ambiental y social posible, o cómo podemos transformarlo en un impacto positivo.
¿Se convierten nuestras calles en lugares más amables y seguros para transitar? Las opiniones son diversas en este punto. Hay quien opina que las luces y adornos navideños animan a mucha gente a salir a la calle y dan a la ciudad un ambiente alegre y festivo. Por el contrario, otras opinan que las calles adornadas se saturan de gente y las hace intransitables. De aquí surgen propuestas de escenarios intermedios, como descentralizar la decoración y atracciones navideñas, acercarlas a los barrios para que todo el mundo pueda acceder y disfrutar de ellas y para fomentar el comercio de barrio. Ese comercio que realmente hace que las calles sean más amables y seguras y que tienen un efecto directo en la economía local. El papel de los ayuntamientos es crucial, determinando con sus actuaciones qué modelo de ciudad, qué modelo de consumo, es el que quieren promocionar.
Pero los ayuntamientos no tienen la última palabra. La ciudadanía, a través de sus decisiones, de sus actuaciones, tiene mucho que decir. Y aquí, los educadores y educadoras es donde representamos nuestro papel. Donde, a través de nuestro trabajo, no solo tenemos que concienciar a la ciudadanía de la importancia de reducir nuestro consumo, sino que debemos aprovechar la oportunidad para fomentar un modelo de consumo diferente, alternativo, sostenible, responsable y transformador. Quizás la tarea es compleja, dado que el problema también lo es, y debemos de hacer autocrítica y buscar nuevos caminos, metodologías y mensajes para no solo sensibilizar, sino conseguir que la ciudadanía pase a la acción. Quizás no hay que celebrar un día sin compras en contrapartida de un Black Friday, quizás hay que celebrar un día de las alternativas del consumo. Este es uno de los grandes retos de una educación ambiental urbana, del que cada vez más los profesionales de este sector somos más conscientes, cómo transmitir todos estos mensajes para conseguir que la ciudadanía pase a la acción. Pero además que estas acciones por un consumo responsable y transformador no se limiten en una sola época del año, sino que perduren en el tiempo y que se integren en nuestro día a día.
Bajo estas premisas y con el propósito de ofrecer alternativas al alcance de cualquiera para transformar nuestra forma de consumir, desde Transitando estamos organizando la primera feria Sosteniblemente, con expositores, charlas y talleres, que se celebrará el 10 y 11 de febrero de 2018 en La Casa Encendida en Madrid. Estad atentos a nuestras noticias que próximamente daremos más información.
Fuente de la imagen: Ciudad Sostenible.