A continuación compartimos el artículo publicado en el número 39 de abril de 2020 de la Revista Ciudad Sostenible, “Lo hecho y por hacer en la infraestructura verde de Madrid”.
Este artículo resume los primeros resultados del proyecto de investigación ‘Evaluación de la infraestructura verde de Madrid: hacia una mejora de las políticas municipales para la resiliencia socio-ecológica’, desarrollando para el Ayuntamiento de Madrid, en el marco de la convocatoria de Proyectos de Investigación en Materia de Ciudadanía Global y Cooperación Internacional para el Desarrollo 2018.
La infraestructura verde es una red de áreas naturales y seminaturales planificada de forma estratégica, diseñada y gestionada para proveer un amplio rango de servicios ecosistémicos necesarios para el bienestar humano. En los entornos urbanos, cobran gran importancia los servicios de regulación, por ejemplo, la sombra, el confort térmico o el secuestro de dióxido de carbono, entre otros, proporcionados por el arbolado viario. Además, las personas salimos a pasear por los parques y espacios verdes, a hacer deporte, a descansar o a encontrarnos con otros seres vivos; es decir, la infraestructura verde urbana nos proporciona también servicios ecosistémicos culturales.
La Estrategia de la Unión Europea de Infraestructura Verde de 2013 ha permitido que ciudades como Vitoria-Gasteiz, Madrid, Barcelona o Zaragoza hayan elaborado planes al respecto. Y Madrid no ha sido menos. En este artículo recogemos estrategias, programas y proyectos del Ayuntamiento de Madrid entre 2015-2019, encaminados a mejorar la infraestructura verde urbana y resumidos en la figura que acompaña este texto. Este análisis ha sido realizado en el marco del proyecto ‘Evaluación de la infraestructura verde de Madrid: Hacia una mejora de las políticas municipales para la resiliencia socio-ecológica’ desarrollado por Transitando con la financiación de la Subdirección General de Ciudadanía Global y Cooperación Internacional del Ayuntamiento de Madrid.
Plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad.
El documento marco que sirve de guía para la gestión de la infraestructura verde de toda la ciudad es el Plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad, aprobado en 2018. De él empezamos resaltando que fue fruto de un proceso participativo en el que estuvieron involucrados desde partidos políticos a ciudadanía, pasando por empresas de servicios de jardinería y organizaciones ecologistas, entre otros. El plan realiza un diagnóstico exhaustivo del patrimonio natural de Madrid y de su gestión, constatando que los valores de determinados indicadores a nivel ciudad son bastante buenos. Un par de ejemplos son los 18,6 m2 de superficie de zonas verdes y los 0,47 árboles por habitante, por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, algunos resultados de este diagnóstico no son tan positivos, como la desigual distribución de la infraestructura verde por distritos y barrios. A partir de dicho diagnóstico, se establecen objetivos estratégicos, líneas de acción y acciones que definen las directrices para conservar, mejorar y potenciar la infraestructura verde de la ciudad a corto y medio plazo, con un horizonte hasta 2030. Entre los retos principales destacan la conexión del capital natural existente, la adopción de nuevos criterios de sostenibilidad y adaptación al cambio climático, y el reequilibrio dotacional entre los diferentes distritos y barrios de la ciudad.
Madrid tiene por cada habitante 18,6 m2 de superficie de zonas verdes y 0,47 árboles, por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
Adaptación al cambio climático.
Otro plan con alta incidencia en la red verde es el ‘Plan A de Calidad del Aire y Cambio Climático’. Se trata de la herramienta local dirigida a reducir la contaminación atmosférica, contribuir a la prevención del cambio climático y definir estrategias de adaptación. Entre todas las medidas que plantea nos concierne el programa ‘Madrid + Natural’, cuyo objetivo es potenciar la adaptación al cambio climático a través de soluciones basadas en la naturaleza a tres niveles: edificio, barrio y ciudad.
A nivel edificio impulsa, entre otras medidas, la creación de cubiertas y fachadas verdes, especialmente en edificios municipales. A escala barrio, propone la creación de corredores ambientales, y a escala ciudad, la renaturalización del río Manzanares. Esta actuación, que ha consistido en la apertura de compuertas y la eliminación de escolleras y repoblación de los márgenes del río en uno de sus tramos, ha tenido un gran impacto positivo en el incremento de la biodiversidad urbana. Aparte de tener repercusión mediática y una buena acogida popular, como estamos constatando en la segunda parte del proyecto, la renaturalización del río ha demostrado ser una medida de bajo coste, poco invasiva y un ejemplo de ‘dejar hacer’ a la naturaleza sin descuidar los resultados de su acción.
En los barrios más vulnerables.
La estrategia de regeneración urbana para la ciudad, el ‘Plan Madrid Recupera’, también incide sobre la infraestructura verde urbana. El objetivo de esta estrategia es priorizar la regeneración frente al crecimiento de la ciudad y recoge entre sus medidas planes de mejora ambiental, renaturalización de barrios y la creación de nuevas zonas verdes, así como los llamados itinerarios habitables. Se trata de calles y espacios públicos que conectan lugares cotidianos como colegios, mercados, centros de salud, bibliotecas o parques. En ellos se propone aplicar medidas para reducir el efecto de isla de calor, tales como el aumento de la vegetación o la creación de corredores verdes.
Otros planes.
Otros planes municipales de diversa índole presentan determinados proyectos, programas y actuaciones que trabajan transversalmente la infraestructura verde urbana. El ‘Plan Madrid Ciudad de los Cuidados’ contempla actuaciones en el espacio público y las zonas verdes para promover el sentimiento de comunidad, la seguridad y la salud ambiental. De él emana el proyecto MICOS, que se centra en la mejora de los patios escolares. También cabe destacar la ‘Estrategia de Alimentación Sostenible para la Ciudad de Madrid’ (‘Plan Madrid Alimenta’), que incluye actuaciones en interrelación con la Red Municipal de Huertos Urbanos Comunitarios y la Red de Huertos Escolares Sostenibles.
Algunos resultados de este diagnóstico sobre Madrid no son tan positivos, como la desigual distribución de la infraestructura verde por distritos y barrios.
Asignaturas pendientes.
El Ayuntamiento de Madrid parece haber hecho un esfuerzo nada despreciable para incluir en sus políticas la infraestructura verde. Esta aparece de forma transversal y como uno de los elementos principales para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. Como aspectos a mejorar, destacamos que los diagnósticos de los que parten se basan principalmente en datos puramente cuantitativos de número de árboles y superficie de zonas verdes, y echamos en falta un análisis más profundo en términos de servicios ecosistémicos y de vivencia real de la sociedad ante estos elementos. Aunque el incremento de zonas verdes o número de árboles, de la biodiversidad o la conectividad, conlleva en la mayoría de los casos un incremento en la provisión de servicios ecosistémicos, la elección de especies, la ubicación, el diseño y la interrelación con otros elementos urbanos de la infraestructura verde, son otros criterios que pueden ser también clave. Por ello, creemos necesario hacer una evaluación de cuál es la provisión y demanda de estos servicios, un diagnóstico que podría complementar el ya realizado y servir de guía para el establecimiento de nuevos objetivos y directrices. De las entrevistas realizadas a responsables técnicos y políticos, concluimos que el nivel de ejecución de todas las políticas analizadas es muy bajo. La mayoría de las personas entrevistadas coinciden en que el mayor reto es implementar las actuaciones propuestas en estos planes. La falta de presupuestos específicos y la difícil coordinación entre todas las áreas de gobierno implicadas son los principales impedimentos.
Algunas actuaciones han conseguido llevarse a cabo a través de los presupuestos participativos o las inversiones financieramente sostenibles. Sin embargo, sin una voluntad política real difícilmente se podrán implantar estas políticas de forma integrada y coordinada para toda la ciudad de Madrid.