A continuación compartimos la última entrada publicada en nuestro blog de la web de la revista Ciudad Sostenible que a su vez es un extracto modificado del artículo “Hacia políticas locales ambientales más eficaces. La evaluación de los servicios de los ecosistemas urbanos. El caso de Madrid” publicado en el número 32 de la revista en papel.
Desde Transitando apostamos por la aplicación del marco de la ecología urbana y la evaluación de los servicios de los ecosistemas en el diseño y evaluación de las políticas públicas, en especial, las locales. Entendemos que las políticas locales determinan en buena medida la situación de los impulsores directos de cambio (contaminación, cambio climático, cambios de usos del suelo, eliminación y/o introducción de especies y consumo de recursos) que afectan a la capacidad del ecosistema urbano de proveer servicios. Por ejemplo, un plan general de ordenación urbana determina los usos del suelo, pero también un plan rector de uso y gestión de un espacio natural protegido o la construcción de infraestructuras de transporte.
Recientemente hemos realizado el ”Estudio sobre el impacto ambiental de las políticas municipales del Ayuntamiento de Madrid en el periodo 2003-2015” en el que analizamos cómo las políticas municipales puestas en marcha en ese periodo han afectado a los servicios de los ecosistemas por medio del estudio de la evolución de los impulsores directos de cambio en el municipio de Madrid. La investigación revela que las políticas del periodo evaluado no se han dirigido a mejorar la capacidad del ecosistema urbano de proveer servicios. Es más, en algunos casos han ido en el sentido contrario. Así, nos encontramos con que impulsores como el consumo de recursos y la contaminación fueron en aumento hasta 2007-2008, momento en el cual comienzan a tener una evolución descendente hasta 2013, donde se observa un repunte. Esta tendencia puede explicarse por la disminución de la capacidad de consumo de la ciudadanía madrileña como consecuencia de la crisis económica y un indicio de recuperación en los últimos años. Se puede entender así que la coyuntura económica influye de una manera más determinante que las políticas municipales.
Los usos del suelo es considerado como el impulsor directo de cambio más importante dentro del ecosistema urbano por influir directamente en el resto de impulsores directos. En el estudio realizado en Madrid se muestra su evolución negativa, en esta ocasión derivada de las políticas urbanísticas llevadas a cabo por el Ayuntamiento. La expansión urbana de Madrid, por medio principalmente de la construcción de nuevos desarrollos urbanísticos dentro de los Programas de Activación Urbanística (PAUs), ha provocado la desaparición de terrenos no urbanizados con importantes funciones ecológicas para la provisión de servicios ecosistémicos. Esta transformación urbana, sumada al soterramiento de la carretera de circunvalación Calle 30, ha fortalecido el modelo de movilidad de la ciudad basado en los desplazamientos en vehículo privado motorizado, principal responsable de los graves episodios de contaminación atmosférica que sufre la ciudad así como incrementando el consumo energético procedente de combustibles fósiles.
Los servicios de regulación como la regulación de la calidad del aire o del clima global a través del secuestro de carbono, también se han visto afectados negativamente por las políticas municipales estudiadas, no precisamente encaminadas a mejorar la capacidad del ecosistema urbano para proveer estos servicios. Por otro lado, la ciudad de Madrid es un ecosistema enormemente dependiente de otros ecosistemas para el abastecimiento de alimentos, agua, materiales, y la necesidad de servicios de regulación como los anteriormente mencionados sobrepasa con creces su capacidad de suministro. Únicamente los servicios culturales, con actuaciones como la creación del parque Madrid Río, se han visto mejorados, incrementando en gran número la población con acceso a zonas verdes de calidad.
Estos son algunos de los resultados más relevantes del estudio, que fueron recogidos en el Informe preliminar de casos de impacto negativo que compendia los cuatros estudios realizados para el Ayuntamiento de Madrid sobre el impacto de género, social, económico y, el que hemos presentado, medioambiental de las políticas municipales de 2003-2015. El enfoque utilizado en el estudio sobre el impacto medioambiental puede aplicarse para el diseño de políticas o para la toma de decisiones sobre determinadas actuaciones. En él entendemos el impacto ambiental de una determinada política como la afección producida a la capacidad del ecosistema urbano de la ciudad de proveer los servicios ecosistémicos necesarios para el bienestar de la ciudadanía. Por tanto, orienta la acción al objetivo de maximizar la provisión de servicios ecosistémicos por parte del propio ecosistema urbano y reducir la necesidad de determinados servicios, como la regulación de la calidad del aire a través de la reducción de gases contaminantes. Nunca será posible una completa autonomía del mismo, pero, al menos, sí se puede reducir la dependencia de -y el impacto en- otros ecosistemas. Por ejemplo, la gestión de zonas verdes no debe basarse únicamente en el mantenimiento de un verde urbano para que los urbanitas puedan desarrollar actividades recreativas. Su estructura y funcionamiento puede ayudar a mejorar la regulación de la temperatura, disminuyendo el impacto de la isla de calor, pero también atemperando el ruido de una infraestructura viaria. En definitiva, se trata de cambiar el enfoque de la gestión de parques y jardines al de la gestión de una infraestructura verde, aquella que posibilita la provisión de servicios ecosistémicos. Este cambio de orientación en el diseño de las políticas locales hará aumentar su eficacia tanto en la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía como en el estado ambiental del entorno.